Un viernes por la tarde sonó el teléfono. Enhorabuena dijo Carlos! Sois los Campeones de Catalunya. Fue una alegría contenida. Pues no podíamos compartir con nadie nuestro logro. Tampoco podíamos inscribirnos en el campeonato o suministrarlo a nuestras cafeterías amigas.

 El Kenya Ngunguru era un café brillante. Con una acidez dulce muy dulce, cuerpo mantequilloso, un café de trago largo y sabroso al igual que morder una naranja roja.

 Así que decidimos hacer un campeonato interno. Nos disfrazamos y nos lanzamos a la competición. Hubo una votación a ciegas y empatámos. Finalmente, el campeonato se lo llevó Oscar, el pollo. El verde lo tostó el poli, Michele. Y un servidor, Capitan América, lo selecciono.

Próximo artículo